20 febrero, 2006

Osama en la banca, George al arco, arbitra Dick

Estimados lectores, quiero compartir con ustedes algo de información sobre los inicios de toda esta paranoia de la Guerra Global al Terrorismo. Aparte del artículo citado abajo quiero dejarle unos links de videos interesantes que vale la pena descargar (en inglés todos) que dan cuenta de los inicios y los iniciadores de la GGT y hasta cierto punto del mundo como lo conocemos hoy, excelentes producciones del realizador Adam Curtis de la BBC.

- The Power of Nightmares 184 Mb x 3 (.mp4)
- Century of the Self 163 Mb x 4 (.mp4) parte 2, parte 3, parte 4


Aquí les dejo un trozo del artículo que habla de uno de los "jugadores suplentes" de este juego.

¿Quién Es Osama? ¿De Dónde Vino? ¿Cómo Escapó?
Por WERTHER | 20 de febrero de 2006 | el artículo completo en inglés aquí.

Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 evocan memorias dolorosas, teñidas de una fuerte nostalgia sobre el estilo de vida de antes de estos hechos. La inmediata tragedia causó la suficiente desorientación para deformar las facultades críticas en la dirección de respuestas retrospectivamente previsibles: adaptación burocrática, oportunismo, aprovechamiento, un sentimiento de cursilería, y una bravata irracional.

Mientras el 9/11, y el informe de la comisión encargada de investigarlo se desvanecen en la historia como la Comisión Warren que le precedió [sobre el asesinato de John F. Kennedy], las preguntas, espacios vacíos, y las anomalías presentadas por el informe han creado una completa industria de aficionados especuladores – tal cual lo permitieron las omisiones y distorsiones del Reporte Warren hace cuatro décadas. ¿Cómo podría ser de otra manera?

No obstante ser recibido como definitivo por una entusiasta prensa oficialista, el Informe de 9/11 ha sido sobrepasado por la realidad, no sólo debido a su contenido poco satisfactorio - como todos los informes del gobierno "independientes", esto es fundamentalmente una apología y un encubrimiento disfrazado de revelación - pero debido a que ahora sabemos más: más sobre la incompetente invasión de Iraq, más sobre la ocupación de Afganistán y la supuesta caza de Osama bin Laden, más sobre la estampida post 9/11 para abolir elementos de la Carta de Derechos [Bill of Rights], más sobre la prisa para crear el Department of Homeland Security, una agencia para "prevenir otro 9/11", que retrospectivamente, se trata claramente de camaradería, contratos, y muñequeos en el Congreso.

Muchos de los analistas aficionados del misterio de 9/11 han basado sus investigaciones en estudios microscópicos de los vídeos liberados al público, o especulaciones sobre la física de los aviones que chocan o los edificios que colapsan. Pero mirar fijamente y demasiado cerca en los pequeños rastros de un viejo acontecimiento puede desviarnos de descubrir la respuesta que buscamos, como el Profesor Heisenberg una vez postuló. Más de 40 años después, la Bala Mágica [la que mató a J.F. Kennedy] sigue siendo la Bala Mágica: improbable, sí, pero no fuera del reino de lo posible.

Pero sorprendentemente hay muy poca discusión sobre los factores políticos de alto orden que rodean a 9/11, factores que no requieren del conocimiento del punto de fusión del acero de una viga o las incognoscibles capacidades de pilotaje de los supuestos autores. Permítanos proceder entonces, en un espíritu de análisis científico riguroso, de hacer las preguntas que la Comisión de 9/11 no estuvo preparada para hacer.


1. ¿Quién es Osama bin Laden, y de dónde vino?
En este punto, el informe se retrotrae. Mientras reconoce que tuvo algo que ver con la resistencia de la ocupación soviética de Afganistán, el informe sugiere, sin explícitamente declararlo, que los conexiones entre Osama y los Estados Unidos eran prácticamente inexistentes. Este no analizará lo siguiente: Hasta el inicio de la actual Guerra Global contra el Terrorismo, la operación de la Agencia Central de Información [CIA] contra el Ejército Rojo en Afganistán había sido la operación encubierta más grande y más cara en la historia de la agencia. El Informe de 9/11 no proporciona ninguna refutación documentada convincente de los eslabones de Osama con la CIA, dado que la agencia dirigía una guerra principal en la cual él era un participante. Del mismo modo, los autores del informe no escudriñaron las conexiones informales del gobierno estadounidenses con el gobierno saudita cuyos eslabones con la familia bin Laden podrían haber proporcionado un acceso a cualquier relación CIA-Osama.


2. ¿Cuándo fueron las últimas conexiones no hostiles de Osama con el gobierno estadounidense?
Consecuente con su visión de la relación de Osama con la CIA durante la empresa antisoviética, el Reporte del 9/11 no hace caso de la posibilidad que él pueda haber tenido una relación continua con el gobierno estadounidense, en particular con sus servicios de inteligencia. El informe deja de lado esta hipótesis con una nota al pie de la página en el sentido de que ambos la CIA y el supuestamente segundo al mando de al Qaeda Ayman al Zawahiri niegan una relación.

Uno puede dudar de la veracidad de los desmentidos de Langley [cuartel de la CIA] de una relación con Osama bin Laden y sus socios, considerando la carencia de veracidad de su declaración anterior a la Comisión Warren sobre no haber tenido una relación con Lee Harvey Oswald [supuesto asesino de John Kennedy]. O en alegar que un empleado llamado "Mr. George Bush" que la agencia citó en su reporte de los acontecimientos del 22 de noviembre de 1963 [asesinato de Kennedy] era una persona completamente diferente de George Bush que posteriormente se convirtió en el 41 presidente estadounidense, después de servir como Director de la CIA.

Igualmente, la aseveración de Sr. Zawahiri de no haber recibido un centavo de fondos de CIA merece la atención del escrutinio escéptico. Lo que el informe describe como "las memorias" de Zawahiri son realmente un comunicado publicado en un periódico de Londres en diciembre de 2001, es decir, después de los acontecimientos de 9/11. Fue obviamente una llamada a los musulmanes fieles para una guerra santa contra el infiel mancillador de los sitios santos; ¿pudo tal persona, consciente de la necesidad de ganar adeptos para una guerra santa contra el Gran Satán haber afirmado que estuvo en la nómina de su principal enemigo? No es más probablemente que para el actual presidente de los Estados Unidos también, dibujando paralelismos entre la guerra en Iraq y la Segunda Guerra Mundial, atenerse al hecho que el banco de su abuelo fue confiscado por el gobierno estadounidense en 1942 por comerciar ilícitamente con el Tercer Reich.

En efecto, las agencias de inteligencia estadounidenses han tenido, puramente como una función de sus actividades, relaciones con la mayor parte de los sinvergüenzas del mundo, timadores, y psicópatas de los últimos 70 años: de Lucky Luciano y la Pandilla Gambino, a Reinhard Gehlen y Timothy Leary, a los autores de la masacre de las 500,000 personas en Indonesia en 1965, a los exiliados cubanos que hicieron estallar un avión de pasajeros en 1976, a tales oscuros personajes como Ahmed Chalabi y su amigo "Curveball". Entre tal galería de crueles bestias, bin Laden y sus cohortes no se destacan mayormente.

Más visibles que estas especulaciones, sin embargo, son las muy reales conexiones entre Washington y los jihadistas islámico en los Balcanes a lo largo de los años ‘90. El informe insinúa esta relación mencionando la presencia de frentes de caridad "de la red" de bin Laden en Zagreb y Sarajevo. De hecho, el gobierno estadounidense se involucró en una masiva operación encubierta para infiltrar guerreros Islámicos en los Balcanes, muchos de ellos veteranos de la guerra afgana, para minar el gobierno de Milosevic. "El embargo de armas," implementado por los militares estadounidenses, era una chapa para esta actividad (es decir, usando la fuerza militar para impedir a ojos curiosos ver lo que pasaba).

Un lobbista clave de Washington para el gobierno Musulmán de Bosnia era el bufete de abogados de Feith y Zell. Sí, Douglas Feith, uno de los principales conspiradores implicados en el lanzamiento de la guerra de Iraq bajo la bandera de oponerse a terrorismo Islámico, fue un defensor de introducir terroristas Islámicos en el sudeste de Europa. ¿En consecuencia aparecen los "Islamofascistas" de la demonología pseudoconservadora menos como enemigos satánicos y más bien como marionetas pendientes de una mano invisible? O quizás la analogía es incorrecta: más bien el Monstruo de Frankenstein que se ha escapado del control de su creador.

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6. ¿Por qué escapó Osama bin Laden?
"¡Buscado, vivo o muerto!" "¡Los sacaremos de sus cuevas hechos humo!" Todos los estadounidenses recuerdan el sentimiento de justo castigo que implicaba la caza de Osama bin Laden en el otoño e invierno de 2001. Pero, repentinamente, todo quedó en nada y se difuminó por atacar Iraq y sus yacimientos petrolíferos.

Sabemos la explicación. De alguna manera, bin Laden se escapó en la batalla de Tora Bora, porque "la puerta trasera estaba abierta". Sólo después de la invasión de Iraq, más de un año más tarde, fue generalmente reconocido que los recursos solicitados para Afganistán habían sido desviados a la campaña previa de Iraq. Al público se le llevó a creer que las asignaciones suplementales de Afganistán fueron trasvasijadas a la campaña de Iraq a mediados de 2002.

Pero la extraña apatía sobre el paradero de Osama comenzó más pronto que esto. En un discurso al Council on Foreign Relations, el entonces miembro del Comité de Inteligencia del Senado Bob Graham declara lo siguiente:

"Fui invitado por uno de los comandantes mayores del Comando Central para entrar en su oficina [esto probablemente significa el Comandante de CENTCOM, General Tommy Franks. Niveles inferiores no convocan a Senadores a sus oficinas]. Entramos, la puerta permaneció cerrada, y él se volteó hacia mi, y dijo, 'Senador, hemos dejado de luchar contra el terrorismo en Afganistán. Movemos militares y personal de inteligencia y recursos de Afganistán para prepararnos para una futura guerra en Iraq.' Esto es febrero de 2002 . 'Senador, en lo que nos avocamos ahora es una persecución no una guerra, y no estamos entrenados para conducir una persecución'".

El senador Graham explica esta materia en su libro, Intelligence Matters, en la página 125:
"En aquel punto, el General Franks pidió una palabra adicional conmigo en su oficina. Cuando entré cerró la puerta. demostrando preocupación, dijo, 'Senador, no estamos involucrados en una guerra en Afganistán .'

"¿Disculpe?" Pregunté.

"'Los militares y el personal de inteligencia están siendo redesplegados para prepararse para una acción en Iraq,' prosiguió. 'Los ‘Predators’ [aviones de vigilancia no tripulados] están siendo trasladados. Lo que hacemos es una persecución. Nos hemos envuelto demasiado en el rastreo de Osama bin Laden y el Mullah Omar. Somos mejores como hacha de carne que descubriendo una aguja en un pajar. Esto no es nuestra misión, y esto no es para lo que estamos entrenados o listos para hacer'".

En el primer extracto, el oficial militar podría ser ambivalente sobre el cambio de la misión, simplemente diciendo que los militares estadounidenses no están supuestamente entrenados para conducir persecuciones. El segundo extracto proporciona más sustancia, sugiriendo que Franks mismo está de acuerdo que la busca de Osama bin Laden es el juego de paciencia ("nos hemos envuelto demasiado en el rastreo de Osama bin Laden y Mullah Omar").

Allí lo tenemos: tan pronto como el febrero de 2002, el gobierno estadounidense tiraba el enchufe. ¿O fue aún antes? Gary Berntsen, un antiguo oficial de CIA, dice en su libro “Jawbreaker” que su equipo paramilitar rastreó a bin Laden en la región de Tora Bora a finales de 2001 y podría haberlo matado o haber capturado si sus superiores hubieran estado de acuerdo con su petición de una fuerza adicional de aproximadamente 800 tropas estadounidenses. Pero la administración se preparaba ya para la guerra con Iraq y nunca enviaron tropas, permitiendo a bin Laden escaparse.
Ahora, Berntsen es un típico explorador de Langley que se cree la mayor parte de la idea de la guerra contra el terrorismo; pero es exactamente por esta razón que su testimonio vale la pena. Aquí no hay ningún crítico ideológico de la administración de Bush y su política exterior - al contrario, él comparte muchas de sus asunciones. Como el alumno colega de la Agencia Michael Scheuer, él ha experimentado la disonancia cognitiva de tener que bancarse las políticas de la administración de primera mano, y sus deseos de reportar su descubrimientos.

¿Es plausible que los Militares de los Estados Unidos, contando con 1.4 millones de soldados en servicio activo y un millón de reservistas, no podían desplegar 800 tropas adicionales para capturar al qué fue caracterizado como un demonio en forma humana? Quizás el entonces presidente de los Jefes de Estado Mayor Conjuntos, General Richard Myers, lo explicó mejor en una entrevista de CNN el 6 de abril de 2002, mucho después de que la caza para bin Laden había sido concluida:

"Bien, si usted recuerda, si volvemos al principio de este segmento, el objetivo nunca ha sido atrapar a bin Laden."

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